viernes, 18 de marzo de 2011

LECTURA DE LANDA IXTLILXOCHITL Y LANDA

 
FERNANDO DE ALVA IXTLILXÒCHITL.


Muchas eran las doncellas que por impulsos de su devociòn se dedicaban a las estrecheses de esta vida, pero muchas màs las que la seguìn por voluntad de sus padres. Era excesivo el nùmero de sacerdotisas con que llenaban los templos y en donde la ofrecìan luego que habìan cumplido cuarenta dias, aceptandolas los sacerdotes en nombre de los idolos. Las regresaban a sus padres para que las criasen hasta los ocho años, que era el tiempo destinado a la clausura. Los parientes la conducian al templo, donde era recibida por el sumo sacerdote; y despuès de haber hecho referencia a sus falsos dioses la bajaban a las salas y lugar de recogimiento, donde en presencia de la superiora y las restantes doncellas, en pie del TEQUACUILLI, decia con admirables afectos: "Considera que èste es un lugar sagrado donde has de hacer penitencia por los tuyos, que andan vagando por el mundo. Persuàdete a que en este encerramiento has de olvidar la casa y hacienda de tus padres, y los regalos de tu niñez; y advierte que no vienes a èl para ser preferida a las que en èl hallares, determinase desde ahora tu corazòn a sufrir con alegria el hambre de los ayunos, y a practicar los mandatos de esta venerble vieja, tu nueva madre

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